
“Logramos que en Colombia se empiecen a regular los cigarrillos electrónicos o vapeadores, que representan una preocupación creciente para la salud pública debido a su proliferación y al impacto en la juventud colombiana. Estos productos están siendo muy asequibles, inclusive en entornos educativos, para niños y jóvenes, público objetivo prioritario de la industria para atraer a nuevos clientes. Los estudios, basados en evidencia y libres de conflicto de interés, demuestran que estos dispositivos son altamente dañinos para la salud y no son un mecanismo seguro para dejar de fumar. Por eso, sigue siendo prioritario que como sociedad nos unamos para prevenir que aumente esta amenaza para la salud pública del país”, asegura Blanca Llorente, economista, salubrista pública y asesora en temas de tabaco de la Liga Colombiana Contra el Cáncer.


En Colombia, según el Instituto de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (IETS), mueren al año cerca de 32.120 personas por enfermedades asociadas al tabaquismo, y el costo de atención sobrepasa los 4,7 billones de pesos. En el año 2000 fumaba el 19,6% de la población, mientras que, para 2015, lo hacían el 9,4% de las personas. Si bien es una reducción significativa, no tenemos datos clave como cuál es la frecuencia con la que fuman esas personas o quiénes consumen cigarrillo o tabaco.
Alianza Colombiana de Universidades